sábado, 26 de enero de 2008

Te acordás hermano que tiempos aquellos?

Crónica del 27.7.2005 (noche psicodramática)

No recuerdo casi nada.
En mi mente solo aparecen flashes.
Me recubre el miedo. Estoy metida dentro de una placenta que adopta mi forma y me separa del mundo.
No sé como llegué allí.
Rasguño la frágil memoria, pero de ella no aparece nada.
Me detengo a pensar y a desandar los tiempos.
Fuimos a cenar juntos.
Carolina se despide de nosotros prometiendo que algún miércoles nos acompañará.
Bajamos por el ascensor.
Salimos del tercer piso.
Estamos en el salón, imaginando nuevas herramientas para trabajar en los próximos encuentros.
Multiplicaciones, una, otras, varias, angustia, dedo dolorido del César dolido, culpa, liberación.
Un salto hacia el inicio.
Voy y vuelvo de un momento a otro de la clase.
Remolinos de sensaciones.
Montaña rusa de una historia que quedó prendida por mucho tiempo.
Intensidad y potencia que no pudo ser desplegada del todo y que vuelve otra vez para anidarse entre nosotros. Para trazar nuevos mapas.
Hubo mucho cuerpo. Siempre está aunque no lo veamos, aunque no lo reconozcamos, como el sol en un día de lluvia.
Pero hoy se siente. Tiene peso.
La mente dejó en libertad a los gestos, los músculos, las articulaciones y habló a través de ellos.
Sigo enredada en ese torbellino de emociones que no necesita palabras.
Puentes palabras que racionalizan lo irracional, encontrándole explicaciones ilógicas a los lógicos estremecimientos que me embargan.
Hoy no quiero más letras apelmazadas unas tras otras que se metan en mi debe, achicando mi haber, destinándome al quiebre.
No quiero más los límites que crean fronteras que aprisionan.
Quiero ser libre y sin peros.
Poder decir lo que me fastidia sin el ritual negador que evite un fastidio.
Aprender a sacarme la armadura y dejar atrás el miedo al rechazo.
Lo que enferma no es sólo lo que no se dice, también es lo que no se muestra, lo que no se pide, lo que no se ama.
Es lo que se disfraza en palabras, y se grita en gestos.
Es la cara sonriente de un payaso con ira.

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