Un 11 de marzo, allá lejos y hace tiempo, nacía una persona más que importante para mi.
Mi viejo querido. A vos en mi recuerdo, con amor.
Marino de agua dulce
Solitario y tenaz en tu rumbo.
Aguas marrones, olor a selva y petróleo.
Puertos lejanos pero tan conocidos como el curso que seguías.
Personas que te acompañaban. Conocías y te conocían más que tu familia.
Eras pez en el agua.
Humo, alcohol, mate, mapas y soledad.
Encauzando buques a lugares de embarque.
Llamadas por radio, en las cuales el “cambio” era la consigna para que desde el otro lado pudieran empezar a comunicarse.
Siempre tan lejos, tan solo en tu camarote.
Siempre tan lejos y solas en nuestra, tu casa.
Humo y alcohol para acortar las veladas.
Mate y mapas para acortar los recorridos.
Todo acortándolo todo.
Tu vida, tu presencia entre nosotras.
Tus largas travesías, tus cortas estadías.
Tus grandes esfuerzos para el bienestar de..............
Tus grandes sacrificios para que todo se acortara: tu vida, nuestras necesidades económicas, tu ser papá conmigo.
Tu uniforme gris plomizo, que guapo se te veía!
Tu gran sonrisa cuando partías. Tanto cuando zarpabas del muelle como cuando nos dejabas.
¿Qué pasaría en los momentos del medio?
Humo, alcohol, mate y mapas.
Marino de aguas dulces que se enfermaba con el sol del mar.
Hasta eso extrañabas! El sol del río era lo que te fortalecía.
Tu soledad, tu rumbo, tus aguas marrones con olor a selva y petróleo.
Dulces aguas de marino que separaron tu presencia de mi lado.
Cuando estuviste cerca, las muertes y las distancias acortaron tu vida.
Te fuiste entre el agua salada de tus pulmones y la bomba de tu sangre interior que no quiso soportar más.
No pudimos ser el muelle donde anclar tus ganas.
Una noche de invierno, entre las nieblas de la ciudad dejaste volar tu alma que fue en busca de un camino de sombras y bruma para nunca más regresar.
Te sigo extrañando, mi viejo querido.
Tu humo y tu cortado en mi casa.
Tu olor especial, tu reloj de bolsillo y tantas otras cosas que están siempre a mi lado, y dentro de mí.
La vida te trató mal.
Te cansaste.
Fuiste a tu puerto, te despediste, subiste a tu buque,
.......... y nunca más volviste.
Solitario y tenaz en tu rumbo.
Aguas marrones, olor a selva y petróleo.
Puertos lejanos pero tan conocidos como el curso que seguías.
Personas que te acompañaban. Conocías y te conocían más que tu familia.
Eras pez en el agua.
Humo, alcohol, mate, mapas y soledad.
Encauzando buques a lugares de embarque.
Llamadas por radio, en las cuales el “cambio” era la consigna para que desde el otro lado pudieran empezar a comunicarse.
Siempre tan lejos, tan solo en tu camarote.
Siempre tan lejos y solas en nuestra, tu casa.
Humo y alcohol para acortar las veladas.
Mate y mapas para acortar los recorridos.
Todo acortándolo todo.
Tu vida, tu presencia entre nosotras.
Tus largas travesías, tus cortas estadías.
Tus grandes esfuerzos para el bienestar de..............
Tus grandes sacrificios para que todo se acortara: tu vida, nuestras necesidades económicas, tu ser papá conmigo.
Tu uniforme gris plomizo, que guapo se te veía!
Tu gran sonrisa cuando partías. Tanto cuando zarpabas del muelle como cuando nos dejabas.
¿Qué pasaría en los momentos del medio?
Humo, alcohol, mate y mapas.
Marino de aguas dulces que se enfermaba con el sol del mar.
Hasta eso extrañabas! El sol del río era lo que te fortalecía.
Tu soledad, tu rumbo, tus aguas marrones con olor a selva y petróleo.
Dulces aguas de marino que separaron tu presencia de mi lado.
Cuando estuviste cerca, las muertes y las distancias acortaron tu vida.
Te fuiste entre el agua salada de tus pulmones y la bomba de tu sangre interior que no quiso soportar más.
No pudimos ser el muelle donde anclar tus ganas.
Una noche de invierno, entre las nieblas de la ciudad dejaste volar tu alma que fue en busca de un camino de sombras y bruma para nunca más regresar.
Te sigo extrañando, mi viejo querido.
Tu humo y tu cortado en mi casa.
Tu olor especial, tu reloj de bolsillo y tantas otras cosas que están siempre a mi lado, y dentro de mí.
La vida te trató mal.
Te cansaste.
Fuiste a tu puerto, te despediste, subiste a tu buque,
.......... y nunca más volviste.
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