Aromas
Hay aroma a Madrid.
Día soleado, tibio, de este otoño que no termina de afincarse.
Está como yo. Aquí, allá.
Un pedacito en todos lados.
Debo dejarme de joder.
Así no se puede seguir.
Debo decidir que hacer conmigo.
Es que me llevo para todas partes sin estar realmente en ninguna.
Sólo cuando me siento necesitada, es ahí cuando estoy conmigo, sin darme cuenta de nada.
Esta relación entre mis yo, son francamente caóticas.
Tengo......., sí, tengo soledad.
El teléfono no suena. El silencio sólo se disipa gracias a las voces que desprende el televisor o la música que regala mi equipo.
Tonos asimétricos, fríos, que arropan mis días lúgubres.
Hay aroma a Madrid, aunque desde allí tampoco partan mimos.
Quedé atrapada en una malla que ahoga, que aísla.
Mis brazos se abren, pero no hay quien los reciba.
Mi mente las nombran, pero no hay quienes escuchen.
Sus vidas son suyas.
Mi vida está ahí, a media agua entre las de mis amores y la nada.
Hay que seguir.
Hay aroma a Madrid. Yo huelo así.
Me deleité y sufrí este fin de semana.
Vi Martín (H) y me encontré en La Vaca Argentina, y con Roma subí a un tren en Atocha.
Qué cosa, no?
Devenir pertenece a la geografía, son orientaciones, direcciones. Entradas y salidas.
Hacia donde quiero ir?
Devenir mujer sola?
Noooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
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