Por fin...
Oh, la espuma, la espuma!!!
Es como la esperma que el mar deposita en la orilla..........
El océano ama la playa, le entrega toda su agua, y con ella toda su espuma.
Tal vez por eso nunca pudo separarse el mar de la orilla. El y ella se entregan con un amor profundo, sin límites, con el compromiso eterno de estar, permanecer, llenarse y dejarse llenar, y siempre recomenzar.
Hasta en las tempestades uno se afirma sin miedos en el otro.
Se hablan, se comprenden, se alían, se unen, se complementan, mas nunca se simbiotizan. Dejarían de ser ellos.
A veces parecen discutir. Él le grita, ella se amansa, lo amansa; por momentos ella se siente más fuerte, y en esta charla de fuertes vientos, él la abraza acariciante. Entran a jugar; él se escapa a su interior, ella lo busca y lo sigue en sus profundidades, y continúan así el cortejo seductor sin fin.
El sol les da su calor, la luna ilumina sus noches, las estrellas son su manto celestial y etéreo. Las nubes y la lluvia, el viento y el horizonte, las caracolas, las algas y los peces enmarcan la inmensidad de sus existencias.
Que grande, que hermoso, que eterno este convivir amoroso sin preguntas (no hacen falta) sin respuestas (está todo dicho) de esta pareja sin par que nos ha enseñado tanto.
Es como la esperma que el mar deposita en la orilla..........
El océano ama la playa, le entrega toda su agua, y con ella toda su espuma.
Tal vez por eso nunca pudo separarse el mar de la orilla. El y ella se entregan con un amor profundo, sin límites, con el compromiso eterno de estar, permanecer, llenarse y dejarse llenar, y siempre recomenzar.
Hasta en las tempestades uno se afirma sin miedos en el otro.
Se hablan, se comprenden, se alían, se unen, se complementan, mas nunca se simbiotizan. Dejarían de ser ellos.
A veces parecen discutir. Él le grita, ella se amansa, lo amansa; por momentos ella se siente más fuerte, y en esta charla de fuertes vientos, él la abraza acariciante. Entran a jugar; él se escapa a su interior, ella lo busca y lo sigue en sus profundidades, y continúan así el cortejo seductor sin fin.
El sol les da su calor, la luna ilumina sus noches, las estrellas son su manto celestial y etéreo. Las nubes y la lluvia, el viento y el horizonte, las caracolas, las algas y los peces enmarcan la inmensidad de sus existencias.
Que grande, que hermoso, que eterno este convivir amoroso sin preguntas (no hacen falta) sin respuestas (está todo dicho) de esta pareja sin par que nos ha enseñado tanto.
Has sido ese océano, y yo esa orilla, nacidos en el comienzo de los tiempos.
Y ellos nos miran regocijados ........ por haberlos comprendido!!!!!